El restaurante mantiene la misma cocina de leña con la que abrió sus puertas en los 80. Un atractivo que define los arroces de la casa, guisos y platos tradicionales como el bullit de peix con arroz a banda.
El apartado destinado al punto final bien merece en Es Ventall una atención especial. Caracterizada por la misma línea gastronómica que los platos principales, la carta de postres rebosa tradición y modernidad: deja hueco para probar la espuma de graixonera con crema de naranja, o las fresas con crema de albahaca, espuma de coco y helado de vainilla.
La población de Sant Antoni es un hervidero de turistas en verano. En Es Ventall mantienen el patio exterior con chumbera incluida para las veladas veraniegas.