Finalista Premio
Cocinero Revelación ´17
Quin Coll
Toni Romero
4 amb 5 Mujades
Barcelona

Dos jóvenes chefs catalanes han destartalado el reparto tradicional de papeles gastronómicos invirtiendo los personajes. En sus platos la protagonista es la verdura, dejando la proteína animal a un riguroso segundo plano hecho de caldos, salsas o jugos. Una propuesta única.

Detrás de este centro gastronómico, ubicado en el Raval barcelonés, existe una cocina de concepto
poderoso: dejar de masticar la carne y el pescado para que pasen a ser solo caldos y guarniciones. Darle la vuelta a la tortilla, otorgándole a las verduras y hortalizas todo el protagonismo que sus características
nutricionales y sabores demandan. Toni Romero y Quim Coll lideran los fuegos de este restaurante que en poco tiempo ha llamado la atención de público y crítica. Un concepto gastronómico que tiene como base el producto de proximidad de la tierra, dejándose influenciar por cocinas como la oriental. Un pequeño local con espíritu de bistró y ambiciones gastronómicas de alto nivel que guarda un genial secreto al final del pasillo.

UN CALDO HECHO DE TRADICIÓN

A pesar de no superar los 30 años de edad, tanto Quim como Toni atesoran una trayectoria importante a sus espaldas. Toni compagina actualmente su otro proyecto gastronómico Suculent, puerta con puerta con 4 Amb 5 Mujades. Quim empezó en el mundo gastronómico durante unas fiestas de pueblo, en la vendimia, para más tarde entrar en la escuela de cocina Hofmann y terminar trabajando mano a mano con algunos maestros de la cocina catalana. “Arnau Muñoz ha sido mi jefe de cocina en Comerç 24 y me ha marcado mucho trabajar con él. Fue quien me animó a tomar las riendas de mis propios proyectos. De otro lado siempre me ha inspirado el trabajo de Carles Gaig, un gran referente de la cocina catalana.”

LA SALA SECRETA

Una mujada es una medida de superficie agrícola payesa, cada mujada se corresponde con media hectárea. El protagonismo vegetal que Quim y Toni han otorgado a su restaurante rebosa desde el nombre del local hasta su última y más secreta sala. Siguiendo el salón principal, y atravesando la cocina, una puerta va a dar a un reservado con un huerto de pared. Un despliegue de creatividad y técnica para poder mirar a escasos centímetros las verduras que más tarde acabarán por protagonizar el plato.